Tal vez sea cierto que exageramos al suponer que las palabras son auténtics armas letales ya qu epor decir una cuestión u otra,la gente no desfallece en el pavimento d ela calle cual viejo oeste. Pero sí es cierto que según lo qu edecimos, en función d edond evenimos y qué hemos vivido implica una re-sonancia diferente que puede, en parte condicionar que hagamos determinadas cuestiones y , a l apostre, nos lleva a un fracaso en lo vital incluso.
De ahí qu edecir determinadas cuestiones en según que ámbitos y con según qué gente es conveniente ser muy consciente d equé se dice a quien y cómo pues su consecuencia pued eser algo dikficilmente xplicable pero e el lenguaje que durante siglos nos fue transmitiendo la propia vida el propio conocimiento la enseñanza vital de padres a hijos, de maestro a discípulo...
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