Es curioso en ocasiones con que ligereza hablamos de la guitarra española como algo totalmente valadí que caz<rece de importancia e interés y como, tal cual lo cuentan muchos así fue durante los siglos... y nada más lejos de la realidad.
A Nuestra guitarra clásica, mal llamada española, su madre bien pudo ser la guitarra romántica, de la cual, su madre era la guitarra barroca quien, a la vez, era hija de la vihuela de mano, instrumento codiciado por noblea y gente de la alta burguesía con la que, por ejemplo se dormia Luis XIV.
Hoy son violines y chelos, aquellos que llevaban los bohemiso y comerciantes por las ferias, las que re-suenan por palacio una y otra vez en detrimento de estos instrumentos de cuerda pulsada y generalmente sin pua o plectro... lo efímero de la permanencia, nunca nada es igual para siempre, todo requiere una evolución y ést aun cambio
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