Hay momentos en la vida en que sentimos la fuerza del viento
corriendo entre el follaje de nuestro propio cabello… como empuja a nuestro
corazón hacia direcciones tal vez nunca ideadas de antemano y como, si le dejas
te va conduciendo hacia donde la vida le lleva. Hay momentos donde hay que
dejar de ser nada, y sumirse en el devenir del viento, de la ola de frescura de
vida… sentir la brisa y sentirse brisa
con ella, ser como la mota de polvo que no va a ninguna parte concreta pues
todas son válidas… sencillamente el viento solo te acompaña hasta un nuevo
destino de un ignorado camino que nunca sabes a donde va porque el dónde es de
tu mente de ese fin esperado que solo genera desesperanza…
Así, hay momentos en que sólo hay que acompañar al viento y
dejar que sea él quien te diga su mensaje, no enfrentándote a su fuerza ni a su
poder, él no tiene la culpa d eser como es, sencillamente, es eso viento no
puede hacer otra cosa… silva porque la tierra y el viento hablan y traen
mensajes de otros lugares, de otros destinos, de otros mundos como el tuyo y el
mío, con más luz, con más paz y con mas amor.
El viento exhalado de tus pulmones lleva el mensaje d etu
corazón, no el del lenguaje de tu mente,
no es un código sencillo de palabras donde todos puedes interpretar lo que
re-suena… no, Es un código de puro sentimiento que saliendo de tu boca solo lo
comprenden los que desde el corazón escuchen aquello que justamente, quisiste
expresar.
Re-sonando estuvo en la localidad de Calcena, donde tal vez
el viento fu eseguramente otro tiempo cómplice de pactos entre templarios,
obispos y señores poderosos… hoy su sonido seseante sigue siendo el mismo ahí,
entre hojas dormidas en sauces sombríos y abetos de gran calado. Entre nogueras
otro tiempo queridas y hoy caídas en el olvido de quien no valora su sombra…
Allí, en el que fue “cáliz de la última Cena”, donde durmió el santo grial de
templarios caballeros en ilustre iglesia de catedralicie planta… allí sigue hoy
sonando ilustre y majestuoso el viento que de la sierra viene bramando en
silencioso peregrinar “Dejadme paso… “ y sin que nadie le diga nada
sencillamente pasa rumbo a la capital del Ebro para al mar finalmente llegar…
Sirva de homenaje al cierzo, viento de aragonesa tierra, el aliento
de un pasado, de un prsente y un futuro al
que algunos escuchamos cada vez que nos brinda su sonido, cada vez qu
ere-sonamos con él…
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