"Cerebro y tierra... re-sonadores de la vida"

 

* Extraido de:  https://l.facebook.com/l.php?u=https%3A%2F%2Fwww.instagram.com%2FDanielMartinDiaz%3Ffbclid%3DIwAR2cmbXPc07758XobOLR5bUV8LbUe3J3T8ulnJiE7KF_NlQYXJzjtms9IrE&h=AT33-6ux0PJUvfmBxfx9KgeF1msnYLy_sTm_mMg8AY4MZA4guY-C4uH-MthG0SiI-1d8kbS4nl77Z4r5gfJMnVaO57NmxxDMHZW2w_lMc7KjzA6bkAiNhT0WitHqGOZXkEPO&__tn__=-UK-R&c[0]=AT0gwgkw4MpmDSjx8b9zVtCUVJOzuFKDoKcFCL2vOxVofyrfZZ-bfgnBdQ5OufevuJaPTAxlt-M3va9qy_zoppHICy8oIXgY_vr1Tui6pC-URXI99la3mGXvPPJGpkuKrMrsTejTt_8I4akwn-neQ-e3Q8jcqakKkKvMYhI3h3lRTl_S2Zs8fkmXTEtkDC6i-9YUZpcbWnrK1lNSLks

 

Nuestro sistema biológico, el cerebro, la tierra misma, trabajan en las mismas frecuencias". Nikola Tesla

El sistema biológico humano y el cerebro son asombrosas creaciones de la naturaleza que están intrínsecamente conectados con el entorno que nos rodea, incluida nuestra querida Tierra. A medida que exploramos la relación entre nuestro cuerpo y el planeta, encontramos una fascinante interconexión entre las frecuencias de la Tierra y nuestro sistema biológico. Nikola Tesla, uno de los genios más destacados de la historia, también investigó y escribió sobre esta sincronización única.

La Tierra tiene una frecuencia natural de resonancia conocida como la Resonancia Schumann. Esta frecuencia es la vibración electromagnética de la cavidad entre la superficie de la Tierra y la ionosfera, que se encuentra aproximadamente a 80 kilómetros sobre nosotros. Esta cavidad actúa como una guía de ondas, y las frecuencias resonantes principales son alrededor de 7.83, 14.3, 20.8, 27.3 y 33.8 hercios (Hz). Estas frecuencias se corresponden curiosamente con las frecuencias de ondas cerebrales en el cerebro humano, que son las ondas delta, theta, alfa, beta y gamma, respectivamente.

Tesla, a principios del siglo XX, reconoció la importancia de la resonancia entre la Tierra y nuestros cerebros. Él afirmó que si lográbamos sintonizar nuestros cerebros con las frecuencias de la Tierra, podríamos experimentar beneficios para la salud y el bienestar. Tesla creía que al resonar con las frecuencias naturales de nuestro planeta, podríamos mejorar nuestra calidad de vida y nuestra conexión con el entorno.

Sus investigaciones y experimentos en electricidad y energía también lo llevaron a desarrollar una serie de inventos relacionados con la transmisión inalámbrica de energía. Tesla imaginó la posibilidad de utilizar las frecuencias naturales de la Tierra como un medio para transmitir energía de manera eficiente y global. Su famoso proyecto de la Torre Wardenclyffe estaba destinado a ser un sistema para transmitir energía y comunicación inalámbrica a través de la resonancia de la Tierra.

Si bien el trabajo de Tesla en este campo no fue completamente comprendido ni desarrollado en su época, su legado ha inspirado a muchos investigadores y científicos a explorar aún más la sincronización entre las frecuencias de la Tierra y nuestro sistema biológico. Se han realizado estudios que demuestran que la exposición a las frecuencias de la Tierra puede tener efectos beneficiosos en la salud humana.

Por ejemplo, se ha descubierto que la resonancia Schumann puede ayudar a reducir el estrés, mejorar la calidad del sueño, aumentar la concentración y promover la curación. Algunas terapias modernas, como la terapia de resonancia electromagnética, se basan en la idea de sincronizar el cuerpo con las frecuencias naturales para mejorar el bienestar general.