el coaching del sonido

El sonido, no solo es música, es mucho más, es vibración en estado puro. Ello, el sondia, te transporta a emociones olvidadas, vividas, o por vivir pero siempre vivas...
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miércoles, 8 de abril de 2015

shakuhachi, una aventura sonora

Shakuhachi se puede definir históricamente como una flauta de bambú que usaban los monjes komuso de la cultura Suizen, esta es la parte histórica y que nos iríamos alrededor del siglo XVI de la era cristiana claro, dinastía Edo dentro de la cultura japonesa. Pero, más allá de lo que es, shakuhachi es lo que produce, lo qu esupone y lo que signfiica en este caso a mí en primera persona, no tanto en calidad de maestro, que puede producir cierta repulsión por cuestión de titularidades, sino como un practicante del instrumento.

Generalmente se suele decir en Europa que todo lo japonés es muy dificil y ciertamente shakuhachi no iba  aser una excepción, solamente conseguir hacerlo sonar ya es una cuestión de lena conciencia y atención plena, de auténtico control de nuestra emisión del aire y de una paciencia practicamente infinita. En mi caso puedo decir, a título de referencia que e costó casi un mes hacer que se emitiera un sonido, mínima audible como sonido de shakuhachi claro. Esto es debido a que no es una flauta con la embocadura ya preparada como sucede en las nativas norteamericanas o en las flauta de pico  europeas sino que es una flauta con un bisel, en la mayoría de los casos de otro material diferente al bambú, y un tubo que puede ser de diferentes medidas pero que, en cuanquiera caso sigue siendo comleja su sonoridad en un principio.


El sonido sigue siendo un misterio también pues, aunque muchas vece slo deberías odiar porque no sale lo esperado o deseado, sigues teniendo la sensación de necesitar hacer aquello. Muy en la línea de la cultura zen, donde la muerte siempre es un tema recurrente y fundamental y donde muchas veces, como sucede con la confección del kesa -hábito de meditación - o del ikebana -pequeña decoración floral - inicialmente se hacia con cosas qu eno valían, esto es, cosas muertas, de tal modo que lo que l amente puede considerar inutil vuelve a seguir siendo bello y util tan solo con abrir la mente al tdo y a la nada, al mismo tiempo. Así el aire que exalamos, un aire viciado de anhidrido carbónico, que acaba siendo algo para nosotros totalmente inutil y sin  reciclaje posible, debidamente canalizado a través del shakuhachi se acaba convirtiendo en una bella melodia, esta es, sin duda una de la sgrandezas de shakuhachi.
 
Evidentemente su construcción también es un elemento de delicadeza, precision y paciencia, ya que no vale cualquier bambú, los buenos son de bambú Madake, cortados generalmente en noviembre desde la raíz, a ras del suelo, y dejado secar por siete años. Tras este período comienza la fabricación, pero antes hay que recordar también que el bambú cuando se siemra tarda años en verse resultados pues lo primero que hace es ahondar fuertemente sus raices y hundirse todavía más así que ahsta que el tallo emerge pasan varios años, otra muestra de paciencia y enseñanza d el amadre tierra "Ten buenas  raices para ser gran persona". Evidentemente, y más en la actualidad los hay de PVC, de madera y de otros materiales, pero los que siguen siendo cotizados por los grandes concertistas siguen siendo de bambú madake, no por marca, ni por elitismo, sno porque el sonido es más intenso e interesante. También los hay barnizados por dentro para que el aire circule a má srapidez y con ello obtener un sonido má slimpio, pero lo shay, maestros de escuelas como la de Tozan, que gustan de un interior sin barnizar, madera tal cual con un sonido más agrestre, duro, sucio pero al mismo tiempo si se quiere má snatural ¿mejor? ninguno, ya que todo es una cuestión de gustos y bien tocados ambos son válidos.

Personalmente, luego está la cuestión del tamaño, shakuhachi viene siempre con un número 1.8, 2.0, 2.4... son diferentes unidades de medida que cada cual utiliza a según su gusto como el que coge un violín o un contrabajo, cada cual tiene su parte interesante y válida. Genéricamente se cree y dice que los monjes komuso utilizaban 1.8 que es digamos la medid aStandar 55 cm  aproximadamente.
se dice que todos los grandes constructores, todos, saben tocar bien shakuhachi ya que es desde su práctica como saben hacer que el bambú suene como debe sonar y pese a ello, como dicen el maestro Miyata, de 100 2 ó 3 son buenos. por eso la construcción conviene tener a algún maestro que nos indique cómo hacerlo, Miyata, Kakizakai, Neptune, etc... ya que ellos nos darán orientaciones, si nos decidimos  adedicarnos a construirlos,, de igual modo qu elos grandes fabvricantes de vehículos cuentan con pilotos de primera línea para probar sus modelos nuevos.

Shakuhachi es más que una flauta es casi, un modo de vida, ya que según vives, comes, bebes, te mueves, así soplarás y eso determina tu sondio y tu re-sonancia... sin duda de los que he conocido, desde re-sonando es posiblemente es instrumento má ssencillo y más complejo al mismo tiempo, Mi maestro me dijo una vez que seguía la máxima japonesa de "mínimo mecanismo máximo rendimiento", conseguirlo son horas, y años de trabajo y constancia, Suerte y a por ello


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