finales de septiembre, en la villa de Calcena, y en el intermedio de la sobremesa de un curso de tecnicas de respiración, un sakuhachi y un didgeridoo comenzaron a crear una improvisación cuando menos... curiosa... el sonido iba envolviendo el patio d elo que, en otro tiempo fue cuartel de la Guardia Civil y que hizo de campana amplificadora del sonido con una vibración mágica. En el albergue de Calcena, sin duda la re-sonancia siempre es algo más qu esondio, es magia
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