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martes, 24 de junio de 2014

¿Qué es la musicoterapia?


Articulo obtenido de  http://blogenespanol.ndsccenter.org/la-musicoterapia-favorece-el-desarrollo/

Music-Therapy

Por Kay Luedtke-Smith, MT-BC, Minneapolis, MN
La musicoterapia utiliza la música como una poderosa herramienta para producir cambios positivos en el comportamiento. El objetivo principal de un musicoterapeuta cuando trabaja con un niño que requiere atención especial es ayudarlo a alcanzar su máximo potencial. La musicoterapia puede incentivar el desarrollo en muchos aspectos: a nivel social, emocional, cognitivo, académico y también motriz. Las terapias con música se amoldan a cada individuo para alcanzar objetivos concretos en el desarrollo como, por ejemplo, mejorar el habla o la coordinación ojo-mano.
Aunque eventualmente los participantes pueden adquirir habilidades musicales, este no es el objetivo de la musicoterapia. Los especialistas de esta modalidad se centran en el proceso de producir la música, en contraste con los profesores de música, cuyo interés se centra en el producto final. Esta focalización en el proceso implica que no hay un buen o mal resultado, con lo cual se crea una atmósfera positiva que permite que la autoestima del niño crezca a la vez que sus habilidades.
La musicoterapia puede llevarse a cabo tanto a nivel individual como en grupos grandes o pequeños. Las sesiones grupales brindan a los niños la oportunidad de realizar todo tipo de actividades orientadas a compartir su creatividad a través del canto, el baile o el juego.
¿La musicoterapia es una novedad?
No. Durante la Primera Guerra Mundial, la musicoterapia se utilizaba para ayudar a los ex combatientes en las sesiones de rehabilitación. En 1950 se fundó la AMTA (siglas en inglés para la asociación americana de musicoterapia), que actualmente cuenta con casi 3,400 miembros registrados en todo el país. La sociedad ofrece una lista de personal acreditado para que el público pueda encontrar musicoterapeutas profesionales calificados.
Por otro lado, la organización para la cual trabajo, Fraser, se fundó en 1930, cuando Louise Whitbeck Fraser comenzó a utilizar la música para dar clases a niños con necesidades especiales. Setenta años más tarde, la musicoterapia se ha convertido en parte integral de nuestro trabajo con miles de familias cada año.
¿Dónde trabajan los musicoterapeutas?
Los musicoterapeutas trabajan en una gran variedad de contextos clínicos y educacionales  como, por ejemplo, escuelas públicas y privadas, hospitales, clínicas de rehabilitación, centros psiquiátricos, residencias de ancianos, penitenciarías y programas de cuidados curativos.
¿Qué puede aportar la musicoterapia a un niño con síndrome de Down?
La musicoterapia puede ser primordial en la vida de un niño que tiene síndrome de Down. El musicoterapeuta comienza con una evaluación del niño para conocer sus habilidades en un  área pertinente. A menudo, los objetivos de la musicoterapia se solapan con áreas que el niño está trabajando a través de otras actividades y las refuerzan. En la medida de lo posible, un musicoterapeuta colabora con otros profesionales que están en contacto con el niño. Por ejemplo, las actividades con música pueden complementar sesiones de fisioterapia dirigidas a incrementar la fuerza de la mano. El musicoterapeuta utilizará varios instrumentos, empezando por un tambor o una pandereta, que se golpean con la palma de la mano, para después pasar a agarrar una maraca o unas baquetas. El peso del instrumento debería aumentar a la vez que la fuerza del niño. Del mismo modo, pulsar las teclas de un piano o pellizcar las cuerdas de una guitarra puede ayudar a fortalecer los dedos.
Algunas investigaciones han demostrado que el habla y el lenguaje se desarrollan en el hemisferio izquierdo del cerebro, y los estímulos musicales se procesan normalmente en el lado derecho (Love y Webb, 1992). Esto ayuda a explicar por qué muchos niños con dificultades lingüísticas responden mejor al lenguaje si este se presenta acompañado de música. En estos niños, la dicción se puede mejorar mediante varias actividades. La terapia podría empezar por cantar algunas sílabas de canciones conocidas: el terapeuta podría cantar las palabras de una frase, menos la última, y dejar que el niño intente completar la que falta. Por ejemplo: “Tengo, tengo,… ; tú no tienes …”. Los primeros intentos seguramente tendrán la forma de un gesto, un movimiento de cabeza o una palmada, pero la vocalización no tardará en reemplazar al gesto. Una de las razones por las que esta técnica es tan efectiva es porque el niño tiene claro lo que tiene que hacer: como la letra de la canción no cambia, sabe qué se espera de él con exactitud.
En una terapia física, el niño trabaja en mejorar la tonificación muscular, la coordinación y el equilibrio. Habría que incorporar a la musicoterapia actividades de movimiento que lo empujen a inclinarse, estirarse, saltar, caminar, mantener el equilibrio, ponerse de puntillas, etc. Para trabajar el movimiento pueden usarse útiles como cintas, pompones y colchonetas.
El uso de música y el ritmo puede ayudar a conseguir una atmósfera bien organizada y animada para que el niño quiera participar, así como relajarlo si el ambiente está sobrecargado.
El caso de Bret
Cuando tenía un año, Bret fue a la escuela Fraser y participó en sesiones de musicoterapia grupal una vez por semana. A partir de su segundo cumpleaños, sus padres lo apuntaron a sesiones individuales para que pudiera trabajar con objetivos adaptados a sus necesidades.
Al principio, los objetivos de Bret se centraron en mejorar su vocalización. Le gustaban las canciones de animales y rápidamente intentaba imitar sus voces  cuando aparecían en pistas que le eran muy conocidas. Para ayudar a Bret a aprender cómo controlar la lengua, le proponían juegos en los que tenía que cantar delante de un espejo. Así podía ver con qué frecuencia la lengua asomaba por la boca y cómo de cerca estaba de hacerlo igual que el profesor.
Un año después, a medida que la capacidad de atención de Bret aumentaba, la duración de las sesiones aumentó de 15 a 30 minutos. A las canciones se añadieron también acciones que le permitían identificar partes del cuerpo, seguir instrucciones y otras actividades relacionadas con la mímica.
Al año siguiente los objetivos de Bret se centraron en la fuerza. Se introdujeron varios instrumentos que tenía que agarrar con la mano para fortalecerla. Bret también trabajaba en la coordinación ojo-mano a través de la manipulación de estos instrumentos. En esa época comenzó a desarrollar la motricidad gruesa, así que se incluyeron en la terapia actividades que le hacían caminar, saltar y mantener el equilibrio.
A medida que el lenguaje de Bret seguía mejorando, se puso el foco en promover el lenguaje expresivo: cantar frases cortas y mejorar la articulación de las palabras se convirtió en un punto clave de las sesiones. Las canciones con letra repetitiva resultaron especialmente prácticas. Además, utilizaba silbatos y armónicas para fomentar la respiración. También se enfatizaron conceptos académicos como formas, colores y el abecedario para fomentar el desarrollo.
Actualmente Bret se está preparando para empezar la guardería. Su musicoterapia consiste ahora en adquirir herramientas para ampliar sus habilidades sociales y promover el habla espontánea adicional. También tendrá la oportunidad de invitar a un compañero a unirse a sus clases de musicoterapia. Bret siempre saluda al terapeuta con una cálida sonrisa y le dice: «¡vamos a jugar!». Solo hay un momento de la terapia que no le gusta: la despedida.
Down Syndrome News, National Down Syndrome Congress, Volumen 27 – # 4
Artículo en inglés: Music Therapy
Foto tomada de http://abcdamusicoterapia.blogspot.com/

Traducción realizada para el National Down Syndrome Congress por Jaime Vidal Crespo dentro del marco de la iniciativa PerMondo y con el apoyo de la empresa de traducción

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