En la primavera y especialmente en el verano, estación por excelencia de la luz, tras un estallido de fuerzas descomunales repercutiendo en todos los rincones de la bóveda celeste, tal vez, en ocasiones y de forma tímida la luz muestra sus encantos más íntimos, así la luz blanca a la que apenas valoramos pues delante de nosotros mismo está permanentemente, aparecen los tímidos colores que la componen como ir viendo los diferentes ingredientes que a modo de cocido o potaje luz sonido se ha ido fraguando para presentarnos en la mesa d ela vida el más bello espectáculo de la naturaleza, el arco iris.
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