En un momento donde todos somos amigos, compañeros, colegas, practicantes d ela misma via de conocimiento, del mal llamado autoconocimiento... al mismo tiempo se va creciendo en nosotros el germen, trágico y tremendo, del cerramiento, del hermetismo, del "aquí no entra nadie que esto es mio", y al final, desde ahí se genera la insatisfacción que nos condena ala perdida de la poca autoestima que esta sociedad nos lleva a dejar.
Así, recordaba yo como en aquellas películas de "karate Kit", tan alabadas y con tanto cariño recordadas, la figura del maestro era casi un ser mítico, alguien qu eNunca decía "yo soy el maestro" pero que todos se la concedía, su Maestría, por la energía la bondad y el equilibrio coherente entre sus palabras y sus dichos y sus hechos... Aquellos Maestros, eran casi más que tu padre llegado el caso y ellos sabían responder ante el mundo por tí, no daban la vida por nadie pues ellos eran, en sí mismo la vida de todos cuanto le rodeaban... U no solo lo había en las artes marciales, tan mal tratadas por Europa por cierto, las habia en el mundo d ela meditación, en el mundo de la música, seres que sabían vibrar y hacerte vibrar, re-sonar en cualquier forma conocida, daba igual un cuenco que un shakuhachi... era indiferente, un zafu para meditar que una piedra pues la esencia mágica la tenían en ellos mismos y desde ahí te la enseñaban. Eran aquellos maestros con nobleza para enseñarte y para poder preguntarles cuando estabas listo para la contienda frente a la vida... no era una humillación, ni una bajeza, no era ser menos qu eel Maestro es qu eMaestro era sinónimo de VERDAD...
Hoy en día cuantos de los que se hacen llamar "Maestros", consienten ni siquiera ser así tratados asumiendo la responsabilidad del cargo y sin una vanidad egolátrica preocupate y enfermiza.... Algunos incluso te dicen "sé tu propio maestro y dejame tranquilo", o te afirman, los peores, no no, yo no soy maestro, soy profesor... y poen la puntilla diciendo "que es más"...
Mancilladas y hundidas en numerosas ocasiones las nobles artes de la guerra, o artes marciales, cuando menos respetemos las figuras "Del Maestro" con el respeto del cargo, cargo que no se reclama se da, pobre del Maestro que pone en sus tarjetas de visita "Maestro de..." y peor si se lo cree pues nuestra mente es vanidosa y se alia con el ego y ahí, poco hay que hacer entonces.
Vivir desde el estado de Gracia del Maestro, es ser humilde y estar al servicio de todos los que no lo son, no es un don que se obtiene para sí,sino que, antes al contrario e sun don que te dan para reconocimiento de su figura y no de su persona... Valoremos a los Maestros, respetemos su linaje, su estudio y dedicación y exijamos que quien hemos considerado maestro si así lo siente sea digno de llevar el nombre que en tan gran orgullo s ele ha dado.
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