El canto armónico siempre es un sonido "natural" por ello, cuando se canta en espacios naturales con acompañamiento de elementos de la propia naturaleza, agua, pájaros, viento.. el sonido no solo no disminuye suno que se realza.
En esta ocasión grupo re-sonando estuvo en el valle del Isábena, en la iglesia del monasterio de Obarra y quisimos aprovechar el viaje para poder disfrutar, además de la acústica de la iglesia, del encanto de cantar en un medio natural, lejos de ruidos de coches, gritos de gente, poluciones, estrés...
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