Shakuhachi, un tubo de bambú, cinco agujeros, mínimo mecanismo máximo rendimiento, esta fue la primera frase que el gran Maestro Horacio Curti dijo en el primer concierto al que asistí de este instrumento y que, a mí, sencillamente, me enamoró. Si se oye desde la razón tal vez sea monótono, aburrido, roto, sucio incluso, pero cuando te adentras en él, cuando eres tú el que te sumerges en su sondio, el que produces el viento que hace vibrar el bambú... descubres que el bambú no suena, que en realidad el que estás sonando eres tú y eso lo cambia todo... deja de ser un instrumento lúdico de esparcimiento social, una forma artística de belleza ornamental para ser una herramienta de auto conocimiento, de reflexión sobre uno mismo y su entorno.
Tocar shakuhachi, aun cuando yo sea un simple estudiante, es re-sonar desde tus entrañas, coger ese gas "inútil" a la sociedad y a tí mismo, llamado CO2 y convertirlo en vibración, permitir que tu entrada d ealimentos, de aire y de vida, tu boca, tus labios, se conviertan en la prolongación del bambú y así te haces uno con él.
Ya no vuelves a tocar " a ver cómo suena hoy", y aes a ver Cómo sueno yo esta mañana o est atarde... y tal vez en ese momento, como pasa con el canto bifónico y tantos otros elementos sonoros d ela cultura oriental, no necesites tocar fusas para demostrar lo buen prestidigitador que eres, o lo bien qu eejecutas Bach o Stravinsky, tal vez un único sonido te permita estar incluso horas centrado en tu equilibrio, en tu centro y en tu ser.
Shakuhachi es mucho más que un trozo de bambú con cinco agujeros aunque para descubrirlo hay que ser capaz de atrever a saber realmente Quien eres tú.
Este evento ciertamente es una oportunidad diría que única puesto que siempre lo es pero además es la primera en España así que confío que si alguna vez re-sonó en tu interior no pierdas esta fantástica oportunidad
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